Por la misma razón surgimos y, por ella misma, desapareceremos.

 Todo fenómeno lleva en sí las leyes de su desaparición. Una rosa, un relámpago, una tormenta, un pájaro, la humanidad. Y lo que engendra su pérdida son sus propias leyes de desarrollo y creación. Aquello que creemos un avance también es un retroceso. Pensemos en el caminar. Para ir a un lado tenemos que abandonar otro. Ganamos algo y perdemos otro tanto. Así, la razón, la cultura, señala nuestro avance y oculta nuestro retroceso. Lo que parece la dominación de la naturaleza es nuestra debilidad. Lo que se muestra como adaptación es también desadaptación. Pensemos en los dinosaurios. Solo es cuestión de tiempo.
 Como solo es cuestión de tiempo que nosotros mismo desaparezcamos. Y eso lo sabemos, y al saberlo planificamos nuestra vida. O la vivimos intensamente hasta el desparpajo, sin importarnos nada, o nos cuidamos, nos medimos, la estiramos. Son opciones de vida.
 A la humanidad, con más o menos conciencia de su final, le pasa otro tanto.

Refrán latino

Deforme est de se ipso predicare (es feo elogiarse a sí mismo)