Trump

No sé... entre el sueño americano y la siesta rosarina... me quedo con ésta.

Escuchado en la mesa de al lado: ¡A ese habría que matarlo!; perdé cuidado... no se va a alterar el ecosistema.
Para el fracaso hay muy pocas chances de error.

Según pasan los años.

De chico hacía cola delante del confesionario, ahora, del cajero automático. Los tiempos cambian pero el secreto es el mismo.
Cada uno roba según sus posibilidades.

Un animal fuera de su hábitat.

 Sí, un animal alejado de su hábitat natural, la selva, el bosque, la llanura. Enfrentado a la cultura, una serie de artificios como videos juegos. Y allí, en ese ámbito, debe desarrollar sus destrezas; en un mundo geométrico y educado; a poco andar se hacen trizas los animales mejor resueltos, se hacen mierda, literalmente; empastillados, emborrachados o con la panza como un tambor llena de bosta.
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Los idiomas.

 Aprender otra lengua permite identificar significados que en la nuestra parecieran irreconciliables, nos permite, en parte, unir lo que el lenguaje separa.
 Una lengua es la metáfora de otra.

El tiempo es una propiedad de la materia.

No es un estar en el tiempo, sino la materia tiene tiempo, la constituye el tiempo. Es su desgaste. Su cambio. Su transformación. No hay una variable tiempo fuera de la materia. El reloj no es nada más que el giro de una aguja. Un movimiento que lo va desgastando y lo hace distinto. El reloj como medida del tiempo es una abstracción. Es el intento de comparar la descomposición y el cambio de la materia entre sí. Es el parecido entre dos persona, nada esencial de cada persona.
Adonde voy siempre voy conmigo; es más, siempre estoy en el mismo lugar.