Espacio y tiempo

Uno y otro son lo mismo. ¿Dónde se ha visto a una gacela correr espantada sin recorrer el tiempo?
Dos caras de una misma moneda.

Oráculo

 Carlos Marx leyó en las cenizas del proletariado el tiempo por venir.

La derrota.

 Después del fracaso, los planes mejor concertados parecen estúpidos.
                                                                         

                     Rodion Raskolnikov (Crimen y Castigo; F. Dostovieski) 

La envidia. The envy.

Los habitantes de Jalisia infectaban todo cuanto miraban; Júpiter los sepultó en aguas infernales.

Publio Ovidio Nasón (Publius Ovidius Naso), (Sulmona, 20 de marzo de 43 adC † Tomis, actual Constanza, 17), Las Metamorfosis.

The Jalisia inhabitants were infect all that they saw it; Jupiter sank into infernal waters.
Publio Ovidio Nasón: The Metamorphoses

Final de fiesta.

 Entonces te ponen una cruz y una foto con cara de boludo como si todavía pretendieras seducir a alguien.

Lenguas muertas

 El latín es un yacimiento del alma de los romanos. Porque si los textos son las imágenes eruditas, el lenguaje es la experiencia. Es más oscuro, pero más vivo. Solo el poeta podría imaginar, desentrañar, cada palabra, cada giro, vuelto en una grada del Coliseo.   

Rosario

Ciudad crecida a las orillas de un río que avanza como un cíclope arrastrando légamo, formando islas, demorándose en las playas y en los cientos de meandros que ocupa su inmensidad en movimiento. Un río color chocolate, tapialado por un puerto donde a trechos se descubrían guinches y elevadores como garfios.
     De "La Guardia de la Celosía" 
                          Novela inédita 

El tiempo es la medida del cambio.

  Pues el metro mide la distancia y el litro la capacidad. Es una categoría inventada por el hombre para ordenar los hechos o medir los cambios. A falta de reloj, una cita en una esquina sería malograda. La historia de la humanidad se mide por siglos y el sistema solar por años.
 ¡Cómo pasa el tiempo! se asombraba un vecino.
 El tiempo no pasa, pasamos nosotros, le contestó otro.

Yo

 Esa agrupación o hermandad de células que llamamos yo le impone sus ritmos y su cultura a las demás. Sus horarios, sus objetivos, su hábitat y su higiene. De ser un servidor del cuerpo para calmar la sed, el hambre y el sexo, se ha transformado en un déspota que ahora pretende también volar solo al cielo y dejar al resto que se pudra en la tierra.