El orden social y el natural.

Cuando uno elige una profesión, su figura, su cuerpo, sus modales adquieren algo de payasesco: un médico, un arquitecto, un poeta o un levantador de pesas desarrollan al máximo ciertas cualidades pero atrofian las demás.
Por eso un animal salvaje puede ser fiero, gordo o flaco, pero nunca ridículo. Vive y muere en armonía con la tierra y el universo.


Era la época en que me llevaba el mundo por delante, ahora me lleva a mí.

Nunc, nunquam.

 Estas dos palabras latinas son hermanas, una significa ahora, la otra, nunca. Busqué la etimología de ambas pero por desidia o falta de interés a poco andar deseché de la idea. Hasta allí no había encontrado relación alguna.
 Sin embargo, las hallo muy parecidas y me permito una sospecha. Para los romanos, hombres de continuas guerras, guerreros, el ahora y el nunca en la batalla podían significar lo mismo, matar o morir era la oportunidad del ahora o nunca.
 El presente también lo expresa. Elegir un camino es desechar otro y el ahora de uno puede ser el nunca del otro. Pienso en una carrera universitaria, en un oficio, en un amor o familia. Se puede regresar al pasado pero ya no será igual: la aldea, la ciudad, el pueblo y hasta uno mismo

Caminando

El futuro es el paso que se viene, el paso que se fue.

El lenguaje.

Es como una tarjeta que te insertan de chiquito. Podés aprender otro idioma o tener dos o tres lenguas, pero igual es como si cambiaras de chip. Siempre vas a rondar en ese idioma tratando de enteder las cosas; y la realidad se te va a escapar por las rendijas. O, tal vez, vas a construirte tu propio mundo que se va a dar de narices, cada tanto, contra el piso.

Un flaco alto de pelo largo.

Un flaco de ahí a la vuelta, enfrente del kiosco de Cachito -me lo contó Graciela-, dice que él es Dios, o mejor dicho, el hijo de Dios.

El latín.

 Este idioma es genial. Desde siempre los romanos creyeron que el beneficio y la ganancia era un botín. Fíjense si no la traducción de la palabra latina praeda

Noun

praeda (genitive praedae); f, first declension



plunder, spoils of war, booty

prey, game taken in the hunt

gain, profit

Declaración de distancia.

Yo siembro dudas y eso molesta. La cultura, sea de izquierda o de derecha, afirma, da esperanzas y para eso hay un gran público y ya todos aplauden y compran y hacen clic en me gusta. Nos encanta que nos digan cosas lindas o que la culpa la tenga otro. Nos encanta repetir las palabras, volver sobre las mismas ideas pensadas hace cien años o doscientos. A nadie le gusta que le digan que lo que chorrea del bife no es jugo sino sangre y menos aún que un poroto, una lenteja o una nuez sean fetos. No, no, para eso sirve la ideología humana, sus palabras, para protegernos de la realidad y prometernos un destino aséptico e impalpable aquí en la tierra como en el cielo.
 Porque la razón que todo destruye nos salvó de la selva pero nos devolverá a la jungla.
Como me decía mi mamá: deja de pensar en esas cosas, mejor es no pensar en nada. Ella me quería.
 Sé que estoy solo, pero es mi verdad. No me asusta el silencio.

La palabra

El lenguaje también es una red donde la realidad se nos escapa como el agua.


Trabajemos en red, dicen los buenos amigos.

Sí, pero la red también es una trampa.
Después de cuatro días de lluvias sin sosiego las aves llaman a gritos a que se abra el cielo.

Esencia y diferencia

El pensamiento occidental ha hecho de una diferencia una esencia. Por ejemplo, se dice que el hombre es esencialmente diferente a un animal porque tiene la razón.
 Pero el hombre es un ser vivo, animal, mamífero. vertebrado, etc. etc., igualito al mono o a la jirafa, come, deglute, se reproduce, expulsa sus desechos: en suma, somos esencialmente iguales a ellos con la sola y única diferencia de la abstracción que nos permite expulsarlos de su hábitat y alojarlos en una jaula.
 Los estudios genéticos han revelado, sin ofender a nadie, que solo ínfimas diferencias nos separan del ADN de una rata.
En el plano de las especies opera de forma similar la ideología del hombre. Si hemos discriminado al negro por su color, ¿por qué no hacerlo con el mono o el surubí manchado para justificar nuestro reino? 
Andar para ningún lado, vagar, es una metáfora de la eternidad.

Confusión.

Un empleado de la tienda de un sueño me dijo que volviera más tarde.

Inapelable

—Yo conozco lo que es eso.
Siempre estuve en el vestuario de los perdedores.

Del árbol a la luna.

Uno cree que el mundo fantástico es el de las hadas y de los sueños pero es el nuestro. Y si un ascensor nos chupa al piso veinte nos resulta tan natural como aquella nuez que arrancábamos del nogal.


PatrImonio de la Humanidad.

Entonces los pueblos se empobrecen y deben vivir por décadas en edificios en ruinas hasta que un día la UNESCO los declara patrimonio de la humanidad. De algo ha servido tanto sacrificio.

Novela gratis

Mi novela se llama Vidal a secas y desde España la pueden bajar desde aquí: https://www.amazon.es/dp/B007CP8LR0 y en Amazon.com desde aquí: http://www.amazon.com/dp/B007CP8LR0 Según el uso horario de cada país. Suerte. Miguel

La Academia de la Lengua

El habla de los vagos de la esquina es una inestimable cantera para comprender los cambios del lenguaje; de cómo los pueblos bárbaros frotando el latín como Aladino, hicieron aparecer el Castellano, el Rumano, el Francés, el Italiano, etc., etc.,

Depresión II

El problema es la ausencia mía cuando me quedo sólo.
Las revoluciones estéticas proponen a la gente la tentación de lo irresponsable y lo fácil.

 Jorge Luis Borges. El Duelo (del Informe de Brodie 1970)

Virus Intrahospitalario. Virus Casatalario.

 El virus casatalario junto a otras bacterias anida en los albergues de la raza humana. Se cree, según reportes de amigos de la galaxia 3020, a la izquierda, que es debido al diseño geométrico de las habitaciones y salas tanto de los edificios como de la propia ciudad. Diseño ajeno a la naturaleza y a la vida. Precisamente la falta de aireación y los intrincados rincones de los polígonos constituyen lugares amigables para los agentes patógenos. Hasta ahora los humanos lo han evaluado en el ámbito hospitalario sin advertir que al enemigo lo tienen en casa.
                                                                                                                  Proctobareos4023    

Espacio y tiempo

Uno y otro son lo mismo. ¿Dónde se ha visto a una gacela correr espantada sin recorrer el tiempo?
Dos caras de una misma moneda.

Oráculo

 Carlos Marx leyó en las cenizas del proletariado el tiempo por venir.

La derrota.

 Después del fracaso, los planes mejor concertados parecen estúpidos.
                                                                         

                     Rodion Raskolnikov (Crimen y Castigo; F. Dostovieski) 

La envidia. The envy.

Los habitantes de Jalisia infectaban todo cuanto miraban; Júpiter los sepultó en aguas infernales.

Publio Ovidio Nasón (Publius Ovidius Naso), (Sulmona, 20 de marzo de 43 adC † Tomis, actual Constanza, 17), Las Metamorfosis.

The Jalisia inhabitants were infect all that they saw it; Jupiter sank into infernal waters.
Publio Ovidio Nasón: The Metamorphoses

Final de fiesta.

 Entonces te ponen una cruz y una foto con cara de boludo como si todavía pretendieras seducir a alguien.

Lenguas muertas

 El latín es un yacimiento del alma de los romanos. Porque si los textos son las imágenes eruditas, el lenguaje es la experiencia. Es más oscuro, pero más vivo. Solo el poeta podría imaginar, desentrañar, cada palabra, cada giro, vuelto en una grada del Coliseo.   

Rosario

Ciudad crecida a las orillas de un río que avanza como un cíclope arrastrando légamo, formando islas, demorándose en las playas y en los cientos de meandros que ocupa su inmensidad en movimiento. Un río color chocolate, tapialado por un puerto donde a trechos se descubrían guinches y elevadores como garfios.
     De "La Guardia de la Celosía" 
                          Novela inédita 

El tiempo es la medida del cambio.

  Pues el metro mide la distancia y el litro la capacidad. Es una categoría inventada por el hombre para ordenar los hechos o medir los cambios. A falta de reloj, una cita en una esquina sería malograda. La historia de la humanidad se mide por siglos y el sistema solar por años.
 ¡Cómo pasa el tiempo! se asombraba un vecino.
 El tiempo no pasa, pasamos nosotros, le contestó otro.

Yo

 Esa agrupación o hermandad de células que llamamos yo le impone sus ritmos y su cultura a las demás. Sus horarios, sus objetivos, su hábitat y su higiene. De ser un servidor del cuerpo para calmar la sed, el hambre y el sexo, se ha transformado en un déspota que ahora pretende también volar solo al cielo y dejar al resto que se pudra en la tierra.
 La escritura es el lenguaje del ausente.
                  
                                    El malestar en la cultura
                                    Sigmund Freud

La cárcel

 Alcanzo a divisar varias rejas desde aquí. Una, el lenguaje, dos, mi profesión, tres, la sociedad. Tal vez, haya más y no las pueda ver. Si quisiera salir, limar los barrotes uno a uno, nada me garantizaría que frente a la intemperie me engulleran al primer bocado.

Placebo

La cultura es un placebo.
The culture is a placebo.

El paraíso terrenal.

 Quisiera morir allí,
 donde la carne no se pudra,
 en el Serengeti,
 devorado por leones y aves negras.
 

Ilusiones perdidas.

 El idioma une y controla a la comunidad.
 El control es una propiedad de la unidad.
 ¿Y qué quedó de la libertad?

Con el cerebro intervenido.

 Un idioma de vías férreas me traza el camino: las estaciones, los ritmos y los molinetes con la tupida red de la gramática. Más allá la noche inmensa donde habitan locos y poetas.
Hay que limpiar el ello de palabras.

El hombre y la bestia.

 La ley es mecánica. Los códigos lo confirman; cada ley repite el mismo movimiento de biela para todos. Legisla. Los hábitos, los horarios y los semáforos repiten su figura.
 Como si no fuéramos seres vivos, mamíferos vertebrados, y en cada día, en cada hora, en cada momento, seamos otro.
    

Crímen y Castigo - Fiódor Dostoievski

¡Confía y ya verás lo que te pasa!

                                        Raskolnikov

                                       

El Dios del temor, el Dios del amor. Deus temoris, Deus, amoris.

  Aquel era un Dios cuidador. El de la liberación y el de la guerra contra los cananeos. Un Dios para un pueblo nómade y errante que buscaba su sitio. El otro, el del Nuevo Testamento, es el Dios de la paz, pues sin paz ni el comercio ni la industria prospera.
 Al primero se lo adora, se le ruega, se le suplica, se le teme, frente a las calamidades y la guerra contra los cananeos. Al segundo se lo ama como al prójimo. La ciudad ha ganado la batalla y ahora se le pide a Dios buenos negocios.
 Aunque el otro reaparezca  ante la muerte y unos se inmolen por Alá y otros por Cristo.



 

Marcel Proust.

 Proust, en cierto sentido musical, es minimalista en la repetición de los temas. Primero como posibilidad, después como hecho y finalmente como recuerdo, variando el tono, como lo suelen hacer los músicos. Por eso pareciera que el tiempo no avanza y siempre estamos en el mismo lugar; la novela se hace lenta, como paladeando el instante desde diferentes ángulos del tiempo. Como  avanzando en una bicicleta sin ruedas. Excava el tiempo y si este ahora es ansiedad, lo suyo es pura melancolía, algo de Bach, repetitivo, donde los matices son el paladar del buen gourmet, o los aromas del vino.

La acechanza del tedio siempre esta presente en la obra tanto para los personajes como para el lector en un ejercicio que nos hace paladear la nada. Contrariando el terrible aburrimiento del que nos hablara Schopenhauer.

 También Proust es un impresionista al extremo donde no solo se aprecia lo visual, sino los aromas, los bordes, el tacto, los estados de ánimo, los puntos de vista –desde el presente, desde el pasado, desde el presente del pasado, desde el pasado del presente, abarcando todos los tiempos y posibilidades del lenguaje-
 Proust pareciera excavar en la nada, y de pronto, desde donde uno juzgaba como un lugar desechable, surgen imágenes como de una lámpara mágica.

Hubo un tiempo en que los hombres eran inmortales.

 Se moría a los treinta, a los treinta y cinco años, si no antes, en la plena vitalidad, a una edad en la que nos creemos eternos. La cultura con su batería de vacunas y prótesis nos ha alargado la vida al precio de sentir la muerte, día a día, nuestra vejez de achaques, y pensar en ella, y en filosofar, y erigir templos o teorías que la justifiquen.
Porque la dinámica del hombre no es la adaptación al medio, sino la adaptación del medio al hombre.

La ironía

Tal vez la ironía y el cinismo de la mediana edad sea tan solo una cura para la depresión. Un acicate morboso, una risa diabólica para aplacar el dolor, la desazón y los sinsabores de ese cuerpo que ha perdido su juventud.
La cultura es un juego de animales aburridos.
Digo, cultura, desde la comida francesa (Coq au vin o Pot-au-feu) hasta las obras de Picasso.